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Ácido Fólico

El ácido fólico es una vitamina del grupo B, conocida anteriormente también como vitamina B9. Está involucrado en el desarrollo del sistema nervioso del bebé y, si es consumida en cantidades suficientes por la madre antes y al momento de la concepción, reduce el riesgo de ciertos defectos de nacimiento en el bebé (conocido como anancefalia).

El ácido fólico está involucrado en muchas funciones, pero especialmente en la formación de células rojas de la sangre y en el desarrollo normal del tubo neural en el feto.

Tres meses antes del embarazo: a las futuras madres que tienen un historial familiar de malformaciones congénitas del tubo neural (anancefalia, espina bífida)
Durante el embarazo: para alcanzar los requerimientos de crecimiento y desarrollo del bebé en el útero y también de la placenta.

Ácido Fólico
La deficiencia de ácido fólico puede provocar riesgos de nacimiento prematuro y crecimiento fetal retardado. En casos extremos esto puede llevar a un desarrollo anormal del “tubo neural” o malformación de la médula ósea.

Afortunadamente hay varias comidas que son buenas fuentes de ácido fólico:
Fuentes ricas (sobre 100 microgramos de ácido fólico por cada 100 gramos) incluyen el hígado (de vacuno, ave, cordero y ternera), las espinacas, lechugas, nueces, almendras, maníes, melón, perejil y espárragos.

Buenas fuentes (entre 50 y 100 microgramos de ácido fólico por 100 gramos) incluyen el repollo, brócoli, frijoles cocidos, remolacha, huevos, frutillas y paltas.

El hígado en general, pero especialmente el de ave o cordero, no es recomendado para mujeres embarazadas porque también es muy rico en vitamina A. Cantidades excesivas de esta vitamina pueden ser perjudiciales para la madre y el bebé.

En general es recomendable tomar suplementos de ácido fólico porque se necesitan grandes cantidades de comida para garantizar una ingesta adecuada de este ácido.